11 de junio de 2014

Hijos únicos



A veces tengo la sensación de que a mi alrededor hay un número incontable de hijos únicos.

No lo digo por que seamos una pequeña colección de bastardos egoistas, incapaces de compartir o pensar en el otro. No lo digo porque necesitemos atención exclusiva y a ser posible de tipo  "adoración babeante"... Ya se sabe, esos defectos que se les suele achacar a los hijos únicos.

Lo digo por esa manía de llamar a los demás "hermanos".

No sé exactamente dónde enraíza esa manía. No sé si es un complejo pentecostal o una traducción del "bro'" americano (en pla "bro code" de Cómo Conocí a Vuestra Madre)... Pero ni somos "hermanos a la luz de Dios", ni somos "super-mega-colegas".

Y no estoy diciendo que no os quiera.



No somos hermanos a la luz de Dios. Ni hermanos en "el Arte". No somos hijos de un mismo principio. Somos personas racionales. O más menos. Independientes. Con nuestras propias raíces y nuestros propios pensamientos. Caminamos nuestras propias sendas, que nada tienen que ver realmente con las de otros.
No somos iguales, ni vamos a un mismo fin. No creemos lo mismo, no amamos lo mismo. No sentimos lo mismo.

No somos Super-mega-colegas. Y digo "super-mega" porque un colega es un amigo, tal vez, pero en principio es una persona que se ha educado en un mismo colegio o que comparte una profesión...  Todos tenemos amigos. Algunos más, otros menos. Y eso es algo hermoso y especial por si mismo. Un amigo es un hilo de color que borda la urdimbre de la vida. Como él, puede estar, ir o venir. Puede desaparecer para no volver nunca o volver como si no hubiera pasado nada.

Pero un hermano... Un hermano no se elige. Está en tu vida sea como sea y hagáis lo que hagáis. Es esa persona que siempre será un referente, os llevéis cómo os llevéis. Si es el mayor, será aquel en el que fijaste tus metas. Si es el menor,  será aquel cuyas oportunidades envidiaste.
De un hermano te preocupas, aunque no quieras hacerlo. Aunque lo repudies, jamás lo abandonas.

Con un hermano nunca te llevas del todo bien. Un hermano te ha insultado y pegado, te ha robado y se ha reído de ti. Y viceversa. Y aunque jamás lo perdones, sabes que estaba perdonado antes de hacer nada. Un hermano también te ha cuidado y protegido, aunque sea a su manera.

Un hermano no tiene que demostrar que es tu hermano. Uno no se gana el título de hermano. Se es, o no se es.

Yo tengo muchísimos saludados, bastantes conocidos, algunos amigos. Pero hermanos... de esos si que hay muy muy pocos.



1 comentario:

  1. Sí, la palabra hermano se usa demasiado fácilmente ahora. Y en nuestro entorno específico (ya sabes a qué me refiero), más aún.

    ResponderEliminar