20 de marzo de 2014

Fresa

La semana pasada planté fresas en mi jardín. Una pequeña estupidez para romper el silencio.

Me gusta saber que estas fresas han decidido quedarse conmigo. Podría no haber sido así. Muchas veces las plantas y yo "no conectamos". Además de quedarse conmigo, han decidido que es primavera. Con lo cual, han florecido.

Para muchos una cosa así no significará gran cosa. Pero a mi me gustan las cosas pequeñas, y las pequeñas lecciones.

Hace ya algún tiempo que estamos en tiempo de fresas. Es posible encontrarlas a precios razonables y llegadas de localizaciones cercanas. La gente las está comiendo desde hace algún tiempo. Sin embargo, mis fresas comienzan a florecer ahora. No son solo un hola de la estación, si no un reflejo de mí misma. Que puede que no esté floreciendo, pero sí emergiendo un poco.

Mi jardín es un lugar para aprender esas tonterías que luego son difíciles de comentar (además de un lugar donde colgar la ropa, todo sea dicho). Por eso hay plantas distintas, muchas elegidas por casualidad. Porque aquello en lo que no sueles pensar es posiblemente lo que te puede dar lo que necesitas.

Esta vez son las fresas. No sé demasiado de ellas. Poco además de que su lema personal parece ser "resiste y crece". Lo cual no es una mala lección, para empezar.