3 de septiembre de 2020

Aprendizaje, alimentación, inspiración y plagio


Vivimos en un mundo en el que compartir ideas no solo es cada día más sencillo, sino que parece fácil y se nos anima a ello. Comparte y serás seguido. Comparte y tendrás relevancia. 

Lo irónico es que, al mismo tiempo, cada vez nos es más fácil encontrar ideas ajenas que pueden interesarnos o no. Ideas recubiertas de estética que nos entran por los ojos. Ideas que no nos pertenecen y, en ocasiones, que ni siquiera entendemos.
Compartir entonces se torna peligroso. Nuestras ideas, en forma de retazo, borrador o embrión, llegan a otros que pueden tomarlas consciente o inconscientemente como base o inspiración.

Si esto pasa con ideas desarrolladas, cuando el autor original y los autores subsidiarios pueden entablar una conversación, me gusta llamarlo alimentación. Ambas partes comen y construyen del otro, y se reconoce e incluso honra a aquellos de los que se ha tomado material. Este pasa por un proceso de digestión, de asumir e integrar los postulados, de entender y de desarrollar.
Si ocurre pero la obra derivada no está tan fuertemente ligada a la original (por ejemplo, en lugar de desarrollar una teoría toma y modifica técnicas o recetas hasta tornarlas nuevas), llamo al proceso inspiración. No está en la misma linea, no es algo que vaya a integrar tu vida... Pero te ha dado buenas ideas.

Los artistas saben mucho de inspiraciones. La reconcen y las celebran. Y cuando no lo hacen de arriesgan a una denuncia por plagio. Que difícil es esto en entornos de redes sociales, donde toda idea e información corre como la pólvora, donde todo el mundo es un experto exprés de cualquier cosa.

En las redes paganas encuentras tarotistas muy profesionales que preguntan a otros tarotistas sobre una carta rebelde que no saben interpretar en una tirada por la que han cobrado. Encuentras gente vendiendo trabajos de magia con técnicas que no han usado nunca y que han copiado de otros brujos, sin llegar a entender la lógica subyacente ni los orígenes y contextos de lo que hacen. 
Esta gente no se alimenta de las ideas de la red. Tampoco se inspira. Copia, replica sin pensar, conviertiendo cada idea no en una unidad de información válida sino en un meme. Da alas a la moda, y poco más. 

Y si, están muy cerca del plagio o el robo de ideas. Especialmente cuando se venden a si mismos como eruditos por haber encontrado dos o tres personas de las que copiar.

El problema subyacente es sin lugar a dudas, la falta de sinceridad. Con uno mismo, con el entorno e incluso con la imagen que se ha decidido proyectar y los medios para conseguirlo. 

No tengo nada contra el fake it 'till you made It, siempre que uno esté realmente en el camino de llegar a ello y no se confirme con fingir. Pero últimamente internet solo sirve para fingir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario