3 de agosto de 2014

No soy un guerrero

No soy un guerrero. No es una gran novedad.

No soy un guerrero. No quiere decir que no sepa lo que es luchar por las cosas.
No soy un guerrero. No vivo preparándome para la batalla, ni aspirando a la victoria. Mi día a día es trabajo por debajo y a ras de suelo. Mis metas no conllevan reconocimiento.
No soy un guerrero. No entiendo las relaciones como confrontación ni como vasallaje. No necesito de la confianza ferrea de mis pares. No veo a los demás como aliados ni como enemigos.

Un guerrero es una persona que trabaja duramente para dar todo de si y superar las batallas. Es una persona que reacciona, empuja, sacrifica. Todo con un propósito. Ser un guerrero es toda una filosofía de vida.

Yo soy una persona que trabaja para ser. No sacrifico si no es necesario. No empujo siempre que puedo no empujar. La vida me ha enseñado a dar un paso atrás antes de dar tres adelante.

No creo que nunca me veáis empuñar una espada.

No, no rechazo a aquellos que sí las manejan. No hago de menos a aquellos que sí son guerreros.

Pero ser guerrero no es el único camino. Ser guerrero no es necesario. Ser guerrero no es obligatorio.

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