9 de enero de 2014

Perrería

Declaración de intenciones respecto al post: Pretendo hacer una pequeña aclaración con respecto al post anterior. He recibido algunos comentarios en los que me decían que esta bien que demos importancia a una senda más material, pero que tampoco podemos atascarnos en lo material.

Bien, yo no quería decir que nos atascasemos en lo material. Si no que hay espiritualidad en cosas que no se suelen considerar espirituales. Podemos ver y trabajar espiritualidad haciendo cupcakes, o haciendo la comida cada día. Podemos ver y trabajar espiritualidad limpiando la casa o cuidando a nuestros mayores. Yo por lo que quiero abogar es por una forma de ver la vida más espiritual y por una forma más vital de ver lo espiritual. Lo que no quería defender y no defiendo es la perrería.

Me explico: soy una persona que se considera a sí misma algo indolente. O en otras palabras, me considero vaga. Eso no es algo bonito que reseñar de mi misma, pero es la verdad. Sin embargo, la vagancia no nos lleva nunca a ninguna parte. Es un estado no-constructivo, en el cual sólo le se puede quedar igual o decaer. Y a veces, decaer es la tendencia natural. Es necesario pasar por procesos de vagancia, de descanso. Es necesario que haya hibernaciones. Pero nuestros inviernos no pueden durar eones.

Cada actividad tiene su faceta sagrada, pero no se puede rehuir la acción porque haya algo de sagrado también en la inacción. Todo tiene su tiempo, y todo tiene que acabar. Y lo primero que debe acabar es la perrería, el ser acomodaticios. Si no nos levantamos de nuestros lugares cómodos, si no salimos de nuestras zonas de confort, jamás seremos buscadores, ni caminantes. Así que si partimos de la base de que somos buscadores, entonces no podemos no caminar.


La vagancia es una actitud generalizada en la sociedad actual. Nos gustan las cosas hechas, fáciles, masticadas... las que no nos cuestan esfuerzo. Nos gusta la ropa limpia, planchada y doblada en nuestro armario. Nos gusta la comida en la mesa y no tener que fregar platos. Pero por ingrata que sea, la tarea siempre enriquece. Aunque nos lleve toda la vida.

No hay excusa para no hacer. Sencillamente, cuando es necesario, tenemos que buscar una forma más óptima de hacer.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con el post.
    Para matizar, en el comentario al post anterior no era tanto mi intención decir que el post dejaba a entrever eso, como que es una actitud común respecto a ese tema. :D

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