El camino de cada uno es único. Mayormente es largo, y nunca es fácil. Las personas caminamos por las veredas de la vida pensando en cada momento que nuestro camino está lleno de piedras y que el de los demás en una preciosa avenida ajardinada. Pero al final, todos caminamos senderos tortuosos. Y además, nos gusta. Porque si no fueran tortuosos, no tendrían nada de interesantes.
Como los senderos son tortuosos, caemos a cada paso. A veces nos quedamos sentados un rato, a veces ni siquiera llegamos a tocar el suelo... Pero al final, siempre caminamos a pie torcido por una vida que te deja huella, que te duele, pero que sobre todo merece la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario